¿Mapa de ruta o brújula?

Encuentro del movimiento por un Hardware Científico Global y Abierto (GOSH) 2017

Paz Bernaldo
6 min readApr 27, 2017

Un evento diferente

La comunidad del hardware científico abierto (Open Science Hardware u OSH) se reunió en Suiza en 2016 para dar vida a su Manifiesto, y nuevamente en Chile el pasado mes de marzo para elaborar su mapa de ruta.

Caí, literalmente, bajo el encanto de la comunidad GOSH. Me fascinó su diversidad, compromiso, pasión y activismo. Pero también la forma en que significados y valores fueron discutidos, y las decisiones tomadas. Sentí como si la mayoría de los participantes, si no todos, realmente tenían voz -algo bastante inusual. Y es que no se trató de cualquier encuentro, sino de uno que tenía como propósito construir un movimiento para el cambio, “para reducir las barreras entre los diversos creadores y usuarios de herramientas científicas para apoyar la búsqueda y el crecimiento del conocimiento” (Manifiesto). Un objetivo clave es hacer del hardware abierto la norma, y no la excepción, para el año 2025.

Sin embargo, algo parecía no cuajar, y en parte rompía el hechizo: aquello de mapa de ruta. De alguna manera parecía fuera de lugar. Aquí algunas pistas de por qué.

Lo inadecuado de los mapas de ruta para la elaboración de estrategias

Los mapas de ruta funcionan bien cuando nos enfrentamos a problemas simples o complicados, pero fracasan cuando nos ocupamos de tareas complejas. Más aún cuando se trata de sistemas complejos, al tiempo que se intenta cambiar un status quo profundamente arraigado (aquí una explicación de la diferencia entre complicado y complejo). Y el movimiento para el hardware científico abierto apunta precisamente a eso: cambiar lo de solo-la-elite-de-delantal-blanco-es-ciencia-quo. ¿Podría una ‘brújula’ en lugar de un mapa de ruta permitir a este movimiento llevar adelante una mejor estrategia? ¿A qué nos referimos con ‘brújula’?

Matt Andrews utiliza una metáfora que puede ayudarnos a entender el punto. (He parafraseado pero cambiado nombres de lugares y fechas, revisa el ejercicio original aquí):

Imagina que estás en el centro de Chile en 2017, en su ciudad Concepción. Tienes información sobre distancias, un mapa y estás en un coche con 4 personas. ¿Cómo llegarías desde allí a Ushuaia, Argentina?, ¿qué caminos utilizarías?, ¿qué necesitarías? ¿Cuánto tiempo tardarías? ¿Cuáles son los supuestos que haces en el camino?

Piénsalo.

Foto de gustavo.p.i

Ahora imagínate que estás en el año 1550. Estás en Concepción, Chile, que es la ciudad más austral de la época, pero la gente sabe que hay más hacia el sureste. ¿Cómo encontrarías la costa sureste? No sabes dónde está; aún no hay un Ushuaia para guiarte. ¿Cómo construirías el viaje?, ¿viajarías de un sólo salto?, ¿a quién llevarías como apoyo?, ¿cómo enviarías mensajes de vuelta?, ¿cómo regresarías una vez alcanzada la costa sureste?

Ambos casos requerirían estrategias muy diferentes. En 2017 se puede tomar una o dos rutas a lo largo de caminos bien conocidos. Puedes asumir que las carreteras y las gasolineras están donde dice el mapa. Hay logística involucrada pero es fácil. Todo lo que necesitas hacer es encontrar la solución que otros te han dado y ejecutarla.

Foto de gustavo.p.i

Pero ir a la costa sureste en 1550 es muy diferente. No sabes a dónde vas, así que no sabes cómo comunicar los resultados esperados, no sabes cuánto tiempo va a tomar o qué hay entre tú y allá. No habrías sabido de los innumerables bosques templados lluviosos (los más difíciles de transitar), ríos o pueblos Mapuche. Lo que tendrías que hacer es dar pequeños pasos o viajes de un par de días, luego ver lo que has aprendido, mapear el territorio para que puedas volver sobre tus pasos. También lograr la participación de los lugareños (estamos dejando fuera del ejemplo todo el conflicto de colonización), y encontrar guías locales que te digan cómo se puede cruzar tal y cual zona. Habría sido poco probable encontrar un solo guía desde Concepción a la costa, lo que significa que tendrías que cambiar tus guías, cambiar tu equipo, incluyendo gente que pudiera cocinar, navegar por fiordos y ríos, atravesar bosques, hacer rifles y mapas, etc. Esta es una tarea compleja, repleta de elementos desconocidos y necesitas una estrategia acorde a su complejidad.

Brújula para desafíos no lineales

Por lo tanto, volviendo a nuestro caso real, el mapa de ruta para OSH se supone que nos lleve desde donde estamos ahora hasta la meta de 2025. Pero pensar en la estrategia del movimiento de esta manera puede fácilmente hacernos recrear la falacia de asumir linealidad cuando se trata de cuestiones complejas. Todos sabemos que la creación o el fomento de un movimiento, aún más si incluye cuestiones delicadas y controvertidas como ‘acceso’, ‘justicia’ y ‘democratización’, no es una tarea fácil ni lineal. Y tampoco lo es generar un cambio tan grande como lo es que OSH sea la regla y no la excepción en 2025.

Al seguir un mapa de ruta también existe el peligro de que la teoría del cambio del movimiento (es decir, nuestras suposiciones sobre cómo ocurrirá el cambio) esté “basada en un momento de clara perspectiva en la que ‘contexto’ se entiende lo suficiente para lanzar un gran diseño programático” (Valters, 2015), o en este caso un ‘gran diseño estratégico’. Por lo tanto, más útil que un mapa de ruta podría ser una brújula, una que nos puede ayudar a “encontrar nuestro camino a través de la niebla de sistemas complejos, descubriendo el camino a medida que avanzamos” (Green, 2015).

Y encontrar nuestro camino requiere constante iteración y aprendizaje (que requieren retroalimentación), como el que se necesita para que puedas regresar desde la costa sureste. Una estrategia tipo brújula ayudaría a los activistas a tener en cuenta que “los planes a menudo reflejan las mejores conjeturas sobre el futuro (y sobre el pasado también)” y que éstas “probablemente cambiarán con el tiempo” (Valters, 2015), permitiendo una iteración y aprendizaje conscientes. Una estrategia centrada en el aprendizaje podría ayudar a los activistas OSH a adaptarse mejor a condiciones cambiantes e impredecibles y, por lo tanto, a permanecer entusiastas y optimistas.

¿Pero qué otras diferencias hay entre un mapa de ruta y una brújula? Como decíamos, en una estrategia tipo brújula se enfatizaría el re-conocimiento del contexto. Las ‘complejas dinámicas’ involucradas en la difusión de OSH deberían ser mucho más estudiadas, ya que sus impactos positivos o negativos no pueden “anticiparse y abordarse sin una extensa investigación empírica” ​​(borrador del mapa de ruta) (previsión como diferente de predicción). Una estrategia tipo brújula podría incluir la articulación de múltiples teorías acerca de cómo sucederá el cambio, lo que podría ayudarnos a evitar el error del ‘gran diseño’. La construcción de escenarios, como parte de procesos de planificación, podría ser una buena herramienta para identificar tales teorías/suposiciones.

Si utilizamos un mapa de ruta, no tenemos mucho que aprender; nuestras suposiciones probablemente no cambiarán mucho. Sólo seguiremos un camino conocido. Una brújula, por el contrario, nos permite navegar por terrenos desconocidos. Y no sé tú, pero veo un montón de terrenos desconocidos en el cómo hacerlo cuando pienso en el Manifiesto y el muro gigante de ideas estratégicas construido por la comunidad GOSH en el encuentro en marzo.

¿Cómo pueden los miembros de este movimiento asegurar aprendizaje adecuado, iteración y el reconocimiento de contexto, cuando hay tanta diversidad dentro del mismo movimiento? ¿Qué más debería incluir una estrategia tipo brújula?

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